Sus cuevas, sus ruinas, sus monumentos, e incluso sus pueblos abandonados nos hablan de la actividad que Soria vivió desde tiempos remotos.
Soria cuenta con un impresionante patrimonio paleontológico, muestra de la temprana historia soriana. En sus tierras encontramos restos prehistóricos de incuestionable valor, entre las que destacan las pinturas rupestres, conservadas en diferentes abrigos, o las huellas de dinosaurio diseminadas a lo largo de la denominada Ruta de las Icnitas.
En sus tradiciones, basadas fundamentalmente en el culto al toro y al fuego, Soria demuestra su carácter eminentemente celtíbero. Esta cultura ha dejado en la provincia restos arqueológicos de tanta importancia como los de Numancia, Uxama (Osma), o Termancia (Tiermes), y pasajes históricos tan singulares como el conocido como la Gesta de Numancia.
Ya en la Edad Media, Soria conoció el mayor esplendor de su historia, convirtiéndose en la joya del románico que hoy día todavía es.
Con el esplendor que supuso el medioevo soriano, llega la Edad Moderna.
La unificación de los reinos de Castilla y Aragón, y la posterior anexión del resto de los reinos peninsulares marcaron sin duda esta época de la historia.
En lo social también se viven grandes cambios, favorecidos por la adhesión por parte de Castilla de estos nuevos territorios. La propiedad de las tierras pasa del rey a los señores feudales; Esta situación beneficiará a las familias ennoblecidas de la región.
Las continuas guerras de esta época, a las que Soria contribuía tanto con tropas como con víveres, y las sucesivas sequías en una zona predominantemente agropecuaria como es esta, impactaron negativamente tanto en el ámbito económico como en el social.
La Edad Contemporánea estuvo marcada por los continuos conflictos bélicos en los que participó la nación española. Soria ha vivido la inestabilidad política, económica y social generalizada en toda la nación, pero que parecía multiplicarse en aquellas zonas de carácter eminentemente agrícola. Estas condiciones inciden, en la emigración y el envejecimiento paulatino de su población. Pero Soria no es fácil de olvidar; todos esperaban el momento de regresar a la tierra que los vio nacer y muchos lo han hecho.
En la actualidad, Soria está recuperando el esplendor de otros tiempos; Soria mira al futuro con nuevas esperanzas, esperanzas que se centran sobre todo en sus posibilidades turísticas, propiciadas por lo singular de sus paisajes y su atemporal belleza.